La educación en la sociedad del conocimiento


La realidad de la sociedad postcapitalista, sus actores y sus características
más significativas, tienen enorme incidencia en la educación del futuro.
Peter Drucker puntualiza en La Sociedad Postcapitalista esos influjos.
Educación continua
A lo largo de la historia, los artesanos que habían aprendido un oficio,
después de cinco o seis años de aprendizaje, a la edad de diecisiete o
dieciocho años, ya sabían todo lo que iban a necesitar en el resto de su
vida.
En el aula se estaba antes hasta una determinada edad. El aula terminaba
cuando uno “ya estaba crecido”. A partir de ahí, se irrumpía plenamente
en la vida adulta. La escuela estaba dedicada a los jóvenes que todavía no
eran ciudadanos, que todavía no eran responsables, que todavía no
integraban la fuerza laboral o profesional.
Se puede asegurar que, en la sociedad postcapitalista, el que tenga
algún conocimiento tendrá que adquirir nuevos conocimientos cada cuatro
o cinco años, so pena de quedarse obsoleto.
En la sociedad del conocimiento, la escuela se convierte en una
institución de adultos y vitalicia. Nunca se saldrá de la etapa del aprendizaje
y de la capacitación. La nueva escuela tendrá que infundir motivación
eficaz para continuar aprendiendo hasta el fin de la existencia.
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Para entender la Sociedad del Conocimiento de Peter Drucker
Ya vimos que los trabajadores de servicios de alto nivel tienen que estar
al día en el conocimiento de sus equipos. Ellos pertenecen ahora a un
mundo continuamente cambiante. Y deben volver a las aulas,
periódicamente, para mantener esa actualización.
En los Estados Unidos, se espera hoy que médicos, abogados, ingenieros
y gerentes de negocios vuelvan a la escuela cada pocos años para
mantenerse al día en sus especialidades. Hay áreas del conocimiento –el
área de informática es una– donde cada seis meses se produce un salto
cualitativo que debe ser incorporado a los saberes de los profesionales del
área.
Esos adultos continuarán aprendiendo aun cuando trabajen jornada
completa. Regresarán a las aulas para un seminario de tres días, para un
cursillo de fin de semana, para un curso intensivo de tres semanas o para
seguir un curso de dos noches semanales durante varios años...
A una maestría seguirán cada cierto tiempo cursos complementarios
de actualización y enriquecimiento de la especialidad. Años más adelante,
otro; y otro… Y así sucesivamente, hasta el último día de vida. Asistir a las
aulas será vitalicio. Lo mismo para el simple técnico en electrónica que
para el ingeniero de esa área…
Será necesario hacer el sistema educativo abierto; es decir, que las personas
puedan entrar en sus distintas etapas a cualquier edad. En los Estados
Unidos esto está ocurriendo muy rápidamente. Y en Inglaterra existe la
Universidad Abierta. Pero hasta ahora estos son solo comienzos.
La sociedad postcapitalista no puede permitirse desperdiciar potencial
de conocimientos. El grado se ha convertido en un pasaporte para los
trabajos de conocimiento. Aun en paìses como los Estados Unidos y el
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Mario Suárez
Japón un gran número de jóvenes va a la universidad, pero muchos más
abandonan allí los estudios a los dieciséis o dieciocho años. No hay razón
para creer que estos jóvenes carezcan de dotes intelectuales para el trabajo
de conocimiento. Toda nuestra experiencia prueba lo contrario. Lo que
los distingue de los jóvenes que siguen estudios universitarios es
únicamente la falta de dinero.
Mantener acceso abierto a la educción superior sin tener en cuenta
circunstancias de edad ni grados previos es una necesidad social. Al
trabajador de servicios hay que darle la oportunidad de pasar a trabajo de
conocimiento. Esto significa que la sociedad postcapitalista tiene que crear
un sistema educativo de libre acceso Los individuos tienen que estar en
capacidad de continuar en cualquier momento de su vida su educación
formal y calificarse para trabajo de conocimiento. La sociedad tiene que
estar dispuesta a aceptar a la personas en cualquier trabajo para el cual
estén preparadas, cualquiera que sea su edad.
Los Estados Unidos son los que han avanzado más en crear estas
oportunidades para adultos. El área de crecimiento en la educación
estadounidense en los últimos veinte años ha sido la educación continuada
de adultos de cualquier edad.
En los Estados Unidos los empleadores –empresas, gobierno, fuerzas
militares– gastan casi tanto dinero en la capacitación de empleados adultos
como gasta el país en educar en sus escuelas tradicionales.
Esa educación continuada de adultos les da hoy a los norteamericanos
una enorme ventaja sobre los demás países desarrollados. Pero lo dicho
aquí se convertirá en norma de comportamiento de todos los países
desarrollados.
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Para entender la Sociedad del Conocimiento de Peter Drucker
Reemplazo del aula tradicional
El aula tradicional será solo una de los diversos locales de aprendizaje
que compitan con otros locales y modalidades de enseñanza.
Muchas veces, los aprendizajes de la nueva sociedad serán ofrecidos en
las mismas fábricas y empresas por las universidades e institutos
especializados: fábricas y empresas serán también centros de aprendizaje
para la actualización de su personal.
La educación será en adelante una tarea conjunta en la que escuelas y
aulas tradicionales serán socias.
El aula virtual
Una tercera característica de la nueva escuela será su vinculación de
manera predominante con el aula virtual, con el aula de las
videoconferencias y las transmisiones vía satélite, con la pantalla del
computador y con el globo terráqueo vía Internet.
Abrazar la nueva tecnología de aprendizaje y enseñanza será requisito
previo para el éxito nacional y educativo, no menos que para la
competitividad económica.
Pero, ¡ojo! El mundo occidental pasó a una posición de liderazgo mundial
entre 1500 y 1650. Y eso ocurrió, en gran parte, porque reorganizó las
aulas en torno a la nueva tecnología del libro impreso. Lo contrario fue el
factor principal en la decadencia de China y del Islam. Este hecho tuvo
como consecuencia la supeditación de esos pueblos y culturas al Occidente.
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Mario Suárez
Esos pueblos orientales conocieron la imprenta, pero mantuvieron el
libro impreso fuera de las aulas: lo rechazaron como herramienta de
aprendizaje y de enseñanza.
El clero islámico siguió aferrado al aprendizaje memorístico y la
recitación. En China el libro impreso era incompatible con un postulado
clave de aquella cultura: que el dominio de la caligrafía calificaba para el
gobierno.
La revolución tecnológica –la de los microcomputadores y la transmisión
por satélite directa al salón de clase...– invade ahora las escuelas. Pero tiene
que ser incorporada masivamente, como lo fue el libro desde el siglo
XVII, si la escuela no quiere quedar arrinconada.
Con la nueva tecnología, en la escuela del mañana, los estudiantes serán
sus propios instructores utilizando como herramientas un programa de
computador.
Esto no significa que el maestro vaya a desaparecer. Se requerirá siempre
el tutor que conecte al alumno con esos programas o con esos software y
quien programe, supervise y evalúe su trabajo.
El papel del maestro permanece, pero cambia la manera de hacer su
labor y cambian sus técnicas.
El aprendizaje de la innovación
La sociedad, la comunidad y la familia son todas instituciones
conservadoras. Tratan de mantener la estabilidad y prevenir o por lo menos
retardar el cambio. Pero la organización de la sociedad postcapitalista es
desestabilizadora.
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Para entender la Sociedad del Conocimiento de Peter Drucker
Por ser su función poner a trabajar el conocimiento –en instrumentos,
procesos y productos; en trabajo; en el conocimiento mismo– tiene que
organizarse para el cambio constante. Tiene que organizarse para la
innovación.
La sociedad tiene que organizarse para el abandono sistemático de lo
establecido, lo acostumbrado, lo familiar, lo cómodo, ya sea en materia de
productos, servicios y conceptos, en relaciones sociales, en habilidades y
en las organizaciones mismas.
El conocimiento es por su misma naturaleza cambiante. Y tendrá que
organizarse también para el abandono sistemático de lo establecido.
La especialización en diversos conocimientos nos ha dado un enorme
potencial de rendimiento en cada área. Pero, por ser los conocimientos
especializados, necesitamos también una metodología, una disciplina, un
proceso para convertir el potencial en rendimiento. De otro modo, la
mayor parte del conocimiento disponible no será productivo. Seguirá siendo
sólo información.
Se requiere, por lo pronto, una metodología para la definición de los
problemas, quizá todavía más de lo que requiere la metodología de solución
de problemas que está hoy tan en boga.
Se requiere el análisis sistemático del tipo de conocimiento y de información
que necesita un problema determinado y una metodología para
organizar las etapas en que el problema se puede atacar –la metodología
de lo que hoy llamamos “investigación de sistemas”–.
Y la incidencia principal de la sociedad postcapitalista en la educación
del futuro será en este campo: las organizaciones de los nuevos tiempos,
todas, tendrán que incorporar en su estructura la gestión del cambio.
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Específicamente, toda organización tiene para ello que incorporar en
su estructura tres prácticas sistemáticas.
Primero necesita mejora continua de todo lo que hace: es el proceso
que los japoneses denominan kaizen. El propósito del kaizen es mejorar el
producto o servicio de tal suerte que se convierta en algo realmente distinto
en dos o tres años.
En segundo lugar, toda organización tendrá que aprender a explotar,
esto es, a desarrollar, nuevas aplicaciones de sus propios éxitos.
Finalmente, toda organización tendrá que aprender a innovar, y la
innovación se puede organizar como un proceso sistemático, y debe
organizarse como tal.
Pero, ¡ojo, de nuevo! El aula no prepara para la innovación y la
creatividad. No está diseñada para esto.
El cambio más grande probablemente es el hecho de que en los últimos
cincuenta años la innovación deliberada, tanto técnica como social, se ha
convertido en sí misma en una disciplina organizada que se puede enseñar
y se puede aprender.
Y tiene que expandirse la voluntad de que especialmente nuestras
universidades sean un foco de imaginación. La universidad, como ámbito
de la intelectualidad y espacio de dignidad humana y social, no puede
dormirse en sus laureles, debe renovar sus modelos pedagógicos para
contribuir a orientar y construir un nuevo futuro.
Lo único que va a tener importancia en la economía nacional, lo mismo
que en la internacional, es el rendimiento de la administración en hacer
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productivo, innovador, el conocimiento.
Y la educación superior deberá no solo motivar para ser innovadores:
debe preparar para la innovación: enseñar cómo ser innovadores.

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